viernes, 11 de mayo de 2018

EL PODER OCULTO CAP 4

          CAPÍTULO 4: EL PRINCIPIO DEL CAMINO                            
   —Esa gata me saca de quicio. Está dejando sus asquerosos pelos negros en mis sillones blancos y no para de maullar.
   Mientras mi madre gritaba, no recuerdo bien qué, puesto que había aprendido a no escucharla cuando se ponía así, Samanta ronroneaba entre mis piernas. La tomé entre mis brazos, prometí a mi madre que me ocuparía de ella y subí a mi cuarto.
   Una vez allí, cerré la puerta y puse música para poder abrir el paquete sin que nadie sospechase. Encontré dentro de él un pesado libro forrado en cuero negro y repleto de hojas sueltas en su interior, aunque estaban cuidadosamente acomodadas.
   Observé que por el contrario de lo que esperaba, se habían colocado los escritos más recientes al principio y los más antiguos al final. Las páginas iban pasando de blanquecinas a amarillentas hasta convertirse en hojas secas y quebradizas como si el tiempo las hubiese quemado. Las últimas se limitaban a ser simplemente dibujos y símbolos. Muchas otras estaban escritas en una lengua desconocida, pero con nuestro alfabeto, por esa razón, era probable que lo hubiese escrito algún antepasado europeo.
   Las primeras páginas estaban escritas con la estilizada letra de mi abuela. Posteriormente, aparecían las anotaciones de su madre y a continuación las de la madre de su madre. Cada una había dejado una carta para su sucesor o sucesora.
   Me llené de una profunda emoción al tomar conciencia del valor histórico de estos escritos. Era muy importante para mí pensar que alguien de mi familia había comenzado este legado hacía tantos años atrás y que todos habían tenido tanto cuidado para que ahora yo pudiese adquirir este conocimiento ancestral. Pensar en eso me hizo estremecer.
   Con las manos temblorosas tomé la primera hoja. Era la carta para la sucesora de mi abuela. Es decir, para mí. Comencé a leer.
   "Yo, Sara Danann te escribo estas líneas a tí que vendrás después de mí:
   Debés saber que en las siguientes páginas encontrarás instrucciones e información acerca de nuestra historia. De las investigaciones realizadas a lo largo de los siglos, conjuros y recetas mágicas que han sido desarrolladas y probadas por nuestra familia y relatos sobre acontecimientos pasados.
   Muchas de estas cosas, deberás experimentarlas para adquirir tu propia energía mágica con el amparo de los espíritus elementales, del agua, del fuego, de la tierra y del aire.
   Te explicaré brevemente las características de cada uno de ellos. Los espíritus elementales del agua son llamados por algunos sabios ondinas. Ellos te ayudarán en el amor y en la salud. Son muy sensibles y les encanta la música. Los encontraras en el agua, en donde habitan libremente.
   Los espíritus elementales del fuego son llamados Salamandras. Se pueden atraer con el fuego y los inciensos. Podrás darte cuenta de que así como nosotros pertenecemos a la luz, hay quienes pertenecen a la oscuridad. Las salamandras te permitirán liberarte de las influencias negativas de los conjuros o los maleficios que caigan sobre vos o sobre alguien a quien quieras ayudar.
   Los elementales de la tierra son los Gnomos. Ellos aman a los poseedores del saber y a quienes cuidan de la naturaleza. Podés acudir a ellos si tenés inconvenientes en tus trabajos o en tus estudios.
   Los silfos, por su parte, son los espíritus del aire. Te darán el poder de las visiones y la intuición para descubrir los secretos de la magia. Son muy importantes y con su ayuda tal vez puedas integrarte con el universo.
   Los espíritus elementales son criaturas que no tienen la capacidad de discernir el bien del mal. Pueden ser utilizados por gente como nosotros o por los oscuros. Tratá de que los espíritus te quieran ayudar. Ofreceles velas, música y sahumerios para que estén dispuestos a colaborar. 
   Hay algo que quizás te asuste. Posiblemente, ya lo sepas, la muerte no es el final. Tan sólo es el paso a otro plano en donde no es necesaria la materia para manifestar la existencia. A través de tu propia energía y con el tiempo, probablemente llegues a comunicarte con los habitantes de otros planos. Porque, aunque no siempre estemos, siempre somos...
   A lo largo de este camino que estás emprendiendo, encontrarás hechiceros naturales que sin saberlo tienen el poder, pero que no saben desarrollarlo por que no tienen el conocimiento o se niegan a tenerlo. Los que realmente lo tienen lo guardan celosamente.
   Hubo un período en la historia humana, en que hechiceros, brujas y chamanes eran venerados. En muchos lugares, había templos en los que se rendía honores a ellos. Eran consultados como oráculos divinos y se respetaban sus conocimientos como poseedores del saber universal. Pero, esas épocas de oro llegaron a su fin cuando se mezclaron muchas culturas y comenzaron a distorsionarse las tradiciones. Lo que dio lugar a una irracional persecución sobre los herederos del conocimiento. Aunque la peor parte les toco a los que perecieron, el resto también sufrió por el miedo inevitable y por verse difamados como si fuesen poseedores del mal. Así, es como los recriminaba la hipócrita sociedad medieval. El poder político y religioso de la época temía al poder mágico natural heredado y por miedo a lo desconocido se llegaron a inventar atrocidades absurdas atribuidas a nuestro poder mágico. Aunque no niego que había algunos del lado de la oscuridad, pero justamente ellos no fueron los más perseguidos.
   Algunos inocentes pudieron escapar a esta despiadada aniquilación. Entre ellos se estaban nuestros antepasados y aunque la mayoría de los que sobrevivieron trataron de borrar toda prueba existente de sus dones, muchos de estos son heredados de generación en generación en forma natural sin que lo sepa el poseedor del poder, creyendo que lo inexplicable que le ocurre es simple casualidad. Como no poseen los conocimientos suficientes para lograr el máximo desarrollo de sus capacidades estas pasan desapercibidas. El primer paso es darse cuenta de que uno posee la fuerza mágica.
   Por suerte, la inquisición vio su fin hace muchos años. La sociedad sigue viendo con temor a los herederos de la magia y piensan que son satánicos o practicantes de la demonología, nada más apartado de la realidad en nuestro caso. Sin embargo, hay que tener cuidado, porque hay gente con un poder asombroso también del lado del mal.
   Muchos herederos de la magia, pero no del conocimiento que esta encierra, se están dando cuenta lentamente por cuenta propia de sus capacidades y están siendo estudiados por ciencias que se ocupan de fenómenos paranormales. Espero, que el poder político tenga piedad esta vez y no los quiera utilizar a su favor ni volver a destruirlos. Por estas razones, entre otras, tenés que ser discreta y a su tiempo transmitir el conocimiento.
   Me tomé el trabajo de traducir algunas recetas mágicas que me parecieron importantes y de hacer una lista de equivalencias que pude deducir, puesto que para guardar los secretos nuestras ancestras crearon códigos para que otros hechiceros no pudiesen utilizar sus conjuros. Por ejemplo:
   Aroma de cronos significa leche de cerdo. Cabeza de serpiente, sanguijuela común de río. Sangre de Titán equivale a lechuga..."
   Así seguía la lista en forma interminable.
   Después, di una hojeada a los primeros hechizos, donde encontré consejos para iniciar rituales. Decidí leerlos más tarde, después la de cena o quizás mañana. Mi madre estaba llamándome. La cena estaba lista. Escondí el libro en el cajón de la cómoda, en el que guardaba la ropa interior. Apagué la música y bajé las escaleras.
   Mientras cenábamos, mi madre me dijo, después de servirme un poco de jugo, de esos dietéticos que tanto le gustaban por ser nutricionista y que se empeñaba en hacerme tomar.
   —Mañana a la noche vendrán a cenar mi amiga, Susana y su paliducho hijo, Esteban. Va a ser tu compañero en tercero.
   Mi mamá se pasó el resto de la cena criticando la mala alimentación que debería darle a su pobre hijo, su gran amiga Susana. Estaba obsesionada por el aspecto físico, la alimentación y el modo de vestirse de la gente. Según ella, el pobre chico parecía tener todos los defectos. Decía que era demasiado flaco, muy pálido, introvertido, hasta tal punto que lo comparó con un autista y encima de todo eso, tenía un pésimo gusto para la ropa. Siempre estaba vestido de negro.
AUTORA: ALEJANDRA ABRAHAM

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